- Error peligroso descalificar o ignorar las nacientes demandas juveniles.
- El derecho a manifestarse es una de las más importantes garantías individuales.
México vive tiempos difíciles en los que ha prevalecido la confrontación y para construir una nación en la que tengan cabida los anhelos y necesidades de todos, es primordial el diálogo y el respeto, sin descalificaciones a priori, afirmó Francisco Rojas, coordinador de los diputados del PRI en San Lázaro, quien señaló que es un error peligroso descalificar o ignorar las nacientes demandas juveniles.
En este nuevo cambio de rumbo, señaló, nuestro país necesita de todos y nadie deberá quedar fuera en los nuevos esquemas de desarrollo nacional. “Todos los jóvenes han ejercido sus derechos y han actuado en el marco de la democracia”, agregó.
Se equivocan los actores políticos que dicen que las protestas son contra otros; estos movimientos se conoce cómo empiezan, no cómo acaban; en cualquier momento sostuvo el líder cameral, la frustración y coraje podrían agudizarse, y el reclamo podría direccionarse a los actuales responsables políticos para que rectifiquen empecinamientos y recetas que no funcionan.
Por eso se deben movilizar los instrumentos del Estado y acordar con la sociedad entera rescatar a México del desempleo, la pobreza, la desigualdad y la violencia; desterrar odios y discordias, revitalizar la democracia, recobrar los valores, restañar el tejido social y corregir estrategias que solo ha provocado desolación y muerte.
El coordinador parlamentario priista puso de ejemplo el movimiento que se está dando de los jóvenes en diversas partes del mundo y sostuvo que con ello se manifiesta la necesidad de replantear la forma de reconducir las políticas de Estado para que éstas vuelvan a brindar condiciones de dar un futuro sustentable a la juventud.
Si hay algo que es verdaderamente continuo, es el cambio, mismo que se puede ver en transformaciones como la forma de hacer política, de llevar la economía, de cuidar al medio ambiente, etcétera.
Francisco Rojas recordó que la mayor parte de las grandes transformaciones históricas han tenido su origen en movimientos sociales impulsados por la juventud, como ocurriera en 1968, en la víspera de los tiempos de la globalización.
Fueron los jóvenes, dijo, los jóvenes supieron leer desde su origen, y que la población adulta demoró un tanto más en comprender, lo que implicó un choque histórico que se pudo apreciar lo mismo en México, que en París, Praga, Washington y otras orbes a nivel mundial.
En los años recientes hemos visto movimientos juveniles alrededor del mundo, empezando por las grandes ciudades de los países más desarrollados que hoy viven en crisis ante la falta de oportunidades.
A través de movimientos como el de “Los Indignados”, los jóvenes de diversas ciudades europeas y norteamericanas, principalmente reclaman por el acceso a los centros de estudio, por tener empleos y posibilidades de desarrollarse para hacerse de una vida digna y proveerla a sus familias.
El derecho a manifestarse es una de las más importantes garantías individuales, y particularmente comprensible en los movimientos juveniles, especialmente porque las causas que hoy favorezcan a las nuevas generaciones son apuestas directas por un mejor futuro para todos.
De ahí que es de suma importancia respetar y estimular la libre expresión de la juventud, así como escuchar y atender las demandas que de ello emanen, siempre en un ambiente de diálogo, en el que se establezcan bilateralmente derechos y obligaciones, finalizó.