Lo ocurrido en el primer debate de aspirantes al Senado organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), dejó varios temas para el análisis, muchas dudas y quizá algunas definiciones entre la ciudadanía que aún no tiene claro por quien votar el próximo 2 de junio, pues quedaron exhibidas las limitaciones, falta de propuestas y la confirmación de la confrontación, si es que había dudas, del clan Sosa Castelán con el jefe político del estado.
Por principio, uno de los grandes ganadores fue Radio y Televisión de Hidalgo, que pese a las resistencias de algunos actores y del propio organismo electoral, demostró solvencia técnica, capacidad y cobertura para un evento de esta naturaleza con una transmisión casi limpia, donde los moderadores no fueron protagonistas y se dedicaron a ejecutar lo que les correspondía.
El formato sigue siendo el mayor cuestionamiento en este tipo de encuentros, el árbitro electoral, está lejos de ofrecer a los electores, una plataforma que permita a candidatas y candidatos, exponer realmente sus propuestas a los problemas tangibles que se viven en la calle todos los días y que impactan de manera directa en los indicadores sociales, políticos y económicos, de qué manera buscarán incidir para apoyar en el combate a la pobreza, inseguridad y deficiencias en salud y educación, pero nada, preguntas genéricas, diferenciadas y vagas que encontraron las mismas respuestas.
Los señalamientos eran esperados, difícilmente en un ejercicio como estos, se pueden escapar de ser exhibidos sobre su actuar o la de sus partidos y familiares en el pasado y presente y eso fue quizá, lo único que animó un poco el desangelado encuentro en la sede de la televisión púbica, una Adriana Flores que provocó, fue osada y lanzó sus cuestionamientos a Damián Sosa, el segundo del clan Sosa Castelán y a la priista de San Juan Ahuehueco Carolina Viggiano, que soltó un «para todos tengo» pero en realidad no le alcanzó para ninguna.
De Simey Olvera, se esperaba aún más, que ser la candidata oficialista y defensora de todo y nada, no es así como se convence al electorado, ni tampoco la manera de enarbolar la pertenencia al grupo político del gobernador, no era un informe de gobierno, ni de cifras, era el momento de demostrar porque puede ser una senadora notable y no una legisladora levanta dedos.
Damián Sosa fue el que peor parte sacó, confirmó que camina con un amparo, el que por cierto es por investigaciones federales y no estatales, que es integrante de un clan que se apoderó hace 4 décadas de la máxima casa de estudios y que producto de ello, su hermano hoy está bajo proceso por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita por 58 millones de pesos, es decir que es un presunto cómplice de irregularidades y delitos, vaya manera de pedir el voto.
La aspirante del tricolor, Carolina Viggiano, fue temperamental, y acusó recibo de más de tres golpes de sus adversarios que lo menos que le increparon fue su falta de empatía con mujeres víctimas de violencia y apoderarse de la membresía del PRI, para beneficiarse con su familia de posiciones cómodas en la lista de representaciones, nada que hasta ahora no se haya visto y que no pudo rebatir, pero que además le costaron la reciente derrota electoral, es decir su credibilidad es cada vez menor.
Infumable por decir lo menos, la candidata del Partido Verde, Yareli Melo, decepcionó a sus propios dirigentes y más de uno de los presentes, soltó la risa cuando señaló a su adversaria priista de derrotas electorales, cuando ella no ha podido ganar ni su propio municipio y dicen algunos, ni la sección donde vive.
En resumen, el debate difícilmente moverá las preferencias electorales drásticamente, pero sí habrá de sumar y quitar algunos votos que no serán suficientes para arrebatar por ahora el primer lugar a la fórmula morenista de Simey Olvera y Cuauhtémoc Ochoa, pero sí comenzará a cerrar la batalla por el segundo sitio, donde aventaja Carolina Viggiano, seguida muy de cerca por Adriana Flores y un Damián Sosa que comienza a relegarse.
De mi tintero… Ya que hablamos de las aspirantes al Senado, la que no encuentra una brújula en su campaña, ni imagen adecuada para plataformas digitales, es Yareli Melo, del Partido Verde, de la que poco o nada se sabe de su campaña, algunos afirman que el contrato no le salió bueno ni a los verdes ni a los operadores de Morena que pretendían utilizarla…