Si alguien tiene claro sus tiempos y procesos dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) es su dirigente Leoncio Pineda Godos que en las últimas semanas consolidó uno de los procesos más complicados frente al escenario adverso que tienen en el 2018, recomponer la unidad interna de los diferentes grupos y evitar el choque con los personajes que durante décadas se han sentido dueños de espacios y del control priista.
Pineda Godos supo de su regreso a Hidalgo incluso antes del proceso en que se eligió al actual gobernador, pero se mantuvo como hasta ahora, con un perfil bajo y una observación precisa de los movimientos que dieron todos y cada uno de los actores políticos, de las cabezas de los grupos internos que decían tener controles territoriales y que al final fueron derrotados en las urnas.
Su ingreso oficial al edificio de Colosio desató las críticas de esa ala que dice tener experiencia y haber contribuido al crecimiento de su partido, esos que todavía envían mensajes con sus testaferros en diferentes espacios y círculos en Pachuca y Tulancingo por citar un ejemplo, pero que se niegan a dialogar y entrar en ese proceso franco de reacomodo necesario para poder construir el trabajo que se requiere frente a la elección que se avecina.
El líder tricolor hizo algo que lo ha fortalecido hasta ahora, escuchar a eso que llaman estructura a esos grupos que la mayoría ha desdeñado y abandonado, a los que muchos dicen representar pero que nadie se preocupa por atender y con ellos iniciar la compactación que seguramente podría derivar en el desplazamiento de viejos liderazgos que ya son muy costosos y poco rentables electoralmente.
Por ahora Godos entendió bien el mensaje para lo que fue traído, no estorba a la jefatura política del estado y mantiene un proceso de cicatrización eficiente, fino y que parece terminará por sepultar a esos grupos cuyo declive se confirmó la noche del 6 de junio del año pasado, habrá que estar atento de los escenarios que se tendrán en las próximas semanas y que seguramente tendrán efecto en la dirigencia estatal del tricolor.
De mi tintero… El Procurador del estado Javier Ramiro Lara Salinas mantiene una lucha interna que le ha permitido en este primer año consolidar su autoridad incluso, dentro del mismo gabinete del gobernador Omar Fayad Meneses, su lucha frontal contra la corrupción sacudió las esferas del ministerio público y de la policía investigadora, sus decisiones han tenido el respaldo del mandatario estatal y habrá que esperar ahora que dé resultados la profesionalización en diferentes áreas, donde las deficiencias que heredó son muy evidentes.