Un sacerdote en Tizayuca había alertado de la inseguridad que se vivía en el municipio, información que dijo, llevaría a las primeras esferas del gobierno estatal para que se hiciera lo necesario para frenar la operación de bandas delictivas dedicadas al narcomenudeo y el secuestro.
El representante de la iglesia católica señalaba a tres lugares como los puntos rojos: El Carmen, Haciendas de Tizayuca y justamente Tepojaco, con la particularidad de que el fraccionamiento Villa Milagros donde ocurrió la ejecución múltiple, era el sitio donde vivían grupos delictivos incluso de origen colombiano y haitiano.
Aparentemente, el clérigo ya había pedido el apoyo del presidente municipal Gabriel Rojas y de las corporaciones de seguridad estatal y municipal, pero no encontró respuesta como tampoco los vecinos que, mediante reuniones habían expuesto la problemática pidiendo el apoyo de los regidores y los propios delegados de las comunidades.
Por eso lo ocurrido en Villa Milagros no puede verse como un hecho aislado, porque se estarían cerrando los ojos a una problemática que se agudizó en los últimos años y en los meses recientes se ha hecho evidente con la creciente ola delictiva de diferentes niveles.
La ejecución múltiple sin precedente en el estado, si bien tiene relación con un aparente ajuste de cuentas, hay también evidencias de que grupos delictivos se han asentado con casas de seguridad en diferentes zonas y por tanto la operación es continua y constante en las zonas limítrofes con el Estado de México y no se han tenido acciones coordinadas para desarticularlas y desmantelar sus centros de maniobra.
Las corporaciones municipales de seguridad han sido rebasadas en todos los sentidos, no cuentan con equipo ni capacidad para poder hacer frente y dar golpes contundentes a la delincuencia que se apodera de las calles y actúa con impunidad.
Por eso es urgente, que autoridades estatales coordinen acciones de seguridad con la policía federal y las áreas de inteligencia para comenzar a debilitar y atacar a los grupos que comienza a cometer hechos que parecían muy lejos y que hoy sorprenden a algunos, pero no a los vecinos de Tizayuca.