La liberación del precio de los combustibles, generó enojo y malestar social en casi todos los sectores que reaccionaron de diferentes formas desde las críticas hasta los insultos en las redes sociales y en las calles se han dejado sentir en las últimas horas, la mayoría entendibles por la difícil situación económica que atraviesa el país y que se prevé se agudizará en el 2017 en donde la estimación del crecimiento es cada vez más conservadora.
Por más explicaciones que ha tratado de dar el Secretario de Hacienda José Antonio Meade sobre esta decisión y que van desde los costos del petróleo hasta el encarecimiento de la producción de combustibles o la apertura a un mercado más competitivo, nada resulta convincente para familias que subsisten con el salario mínimo y que si bien no tiene automóvil, si dependen del transporte público para trasladarse a escuelas y trabajo todos los días y desde luego saben que habrá ajustes en las tarifas que pagan.
¿Cómo explicarles a indígenas de la zona Otomí-Tepehua, que por vivir lejos la gasolina será más cara? ¿Que trasladar su café o llevar a sus hijos a servicios médicos o educativos a zonas urbanas les costará el doble? Cualquier explicación no podrá mitigar la preocupación de saber que su bolsillo tendrá menos centavos para aspirar a una mejor condición de vida.
Es tal el desajuste y preocupación que algunos gobernadores han solicitado a través de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), una reunión urgente con el Secretario de Hacienda, para que les explique las razones de la liberación y las medidas que se tendrán para blindarse y evitar daños en programas en su administración.
Y en medio de la incertidumbre, inconformidad y malestar social, hay partidos políticos, diputados y senadores que buscaron sacar provecho al tema y subirse al tren de las críticas y abanderarlas como si eso fuera a salvarlos de los cuestionamientos de haber participado en el diseño de una política económica y energética, que por ahora no parece favorecer a los que menos tienen.
Basta sólo recordar lo dicho por el diputado federal del Partido Encuentro Social, Alejandro González Murillo, quien señalo que al menos los 500 integrantes del Congreso de la Unión, sabían y tuvieron puntual conocimiento de la coyuntura económica y de los precios de los combustibles, dicho de otra manera los representantes populares sabían lo que estaba por venir.
Lo que hoy urge es diseñar programas de blindaje y fortalecimiento de la economía interna para evitar una crisis inflacionaria como la hemos tenido en el pasado y saber los programas de ajustes y ahorro en el gasto en los gobiernos, tal como el ya anunciado por el gobernador Omar Fayad anticipándose a los momentos críticos que parecen estar por venir.
Feliz 2017