— Delincuentes enganchan a sus víctimas a través de estrategias acordes a la edad
— Engaño más frecuente, ofrecimiento de un trabajo bien remunerado
La fiscal contra delitos de género María Concepción Hernández Aragón, y el subprocurador en Derechos Humanos y Atención a la comunidad de la Procuraduría General de Justicia de la Entidad (PGJEH) Alberto Severino Jaén Olivas, dictaron conferencia sobre la trata de personas entre comunidad estudiantil de Tizayuca.
Como parte de acciones de prevención del delito instrumentadas por el procurador Alejandro Straffon, ante estudiantes de nivel medio superior, les informaron sobre los principales riesgos a los que se exponen al iniciar relación con desconocidos a través de redes sociales o en persona sin informar de ellos a su familia.
Señalaron que los delincuentes dedicados a la trata de personas enganchan a sus víctimas a través de estrategias acordes a la edad de la posible víctima y las principales son promesas de: Trabajo, matrimonio o modelaje, entre otras.
A mujeres adultas el engaño más frecuente es el ofrecimiento de un trabajo bien remunerado; en tanto que para algunas adolescentes, el modelaje es la posible solución a la escasez de oportunidades y las fantasías generadas en torno a la posibilidad de carreras exitosas.
Explicaron que aunque en Hidalgo no se han detectado “enganchadores”, los procedimientos de prevención del delito muestran que las redes dedicadas a la trata de personas con frecuencia se presentan ante las víctimas en potencia como agencias, ofrecen cursos al exterior, audiciones y giras de trabajo y plantean un arreglo comercial mediante el cual cubren los gastos previos que serán saldados con los ingresos futuros.
También las ofertas de matrimonio con hombres (desconocidos) de otros países, representan para algunas mujeres la oportunidad de obtener seguridad personal o económica, escapar de situaciones de violencia o incluso, cumplir con el mandato social de formar una familia.
Para las mujeres vinculadas con el comercio y explotación sexual, las ofertas para trabajar en otros países, en clubes, como bailarinas o en trabajo sexual mejor remunerado, representan la posibilidad de mejorar sus condiciones de trabajo y de aumentar sus ingresos, lo cual facilita otra forma de captación.
Un aspecto que garantiza el éxito entre los tratantes es que se ganan la confianza de la víctima, mantienen ofertas promisorias, para luego separarla de su medio, desarraigarla y hacerla dependiente de la red.
No obstante, cuando las mujeres llegan al lugar de destino, se encuentran con una situación diferente a la prometida, frecuentemente el trabajo no es el ofrecido y son forzadas a ejercer la prostitución, o bien, la actividad sí es la acordada, pero las condiciones en que se realiza son de explotación extrema.
Toda vez que la víctima forma parte de la red, son controladas con violencia física, psicológica o sexual; las amenazan con denunciarlas ante las autoridades para que las deporten (en caso de ser inmigrantes indocumentadas); retienen sus identificaciones, documentos y/o dinero; las privan de su libertad; amenazan con hacerle daño a sus familiares; las utilizan al hacerles creer que tienen que trabajar para saldar alguna deuda.
Además, crean relaciones de dependencia mediante el suministro de drogas o alcohol; utilizan como herramienta el sufrimiento y la culpa de éstas por haber sido violadas, o si se han prostituido o han sido excluidas de sus familias y/o comunidades por algún motivo.
Ante este panorama, sugirieron a la comunidad estudiantil evitar iniciar relaciones con personas desconocidas sin informar a su familia, profesores o amigos y mantenerlos informados sobre dónde se ubican para evitar ser víctimas de las redes de trata.