A casi dos décadas de que la Asamblea General de la ONU decretara el 9 de agosto como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, para los Hñahñus del Valle del Mezquital, que nacimos y vivimos en estas comunidades, significa más que la conmemoración; es la oportunidad para reflexionar respecto a nuestros aciertos y desaciertos, afirmó el diputado local electo, Héctor Pedraza Olguín.
En el ámbito de poder público estatal, se ha avanzado a favor de nuestros pueblos indígenas; como ejemplo tangible, hace mas de 20 años a muchos jóvenes les daba vergüenza reconocer que hablaban su lengua materna o que provenían de una comunidad indígena. Ahora con satisfacción, vemos a una generación con identidad y sentido de pertenencia, orgullosa de su origen, sobre todo el pueblo Hñahñu.
Muestra de lo anterior lo podemos observar en los resultados que arrojó el censo 2010 del INEGI. En Hidalgo vivimos 20 mil hablantes más que en el 2005, hay más personas que llevan su nombre en Hñahñu, nahua o en Tepehua, y al menos en nuestro estado más de 700 mil hidalguenses se adscriben como indígenas y otros 300 mil que no hablan una lengua materna, reproducen sus usos y costumbres, agregó Pedraza Olguín.
Sin embargo, subrayó el próximo legislador priista, a pesar de que se reconoce la importancia de los pueblos originarios en la humanidad, como depositarios del legado cultural y principales conservadores de la diversidad biológica del planeta, así como de su riqueza gastronómica, lamentablemente no han dejado de ser tradicionalmente discriminados por el poder hegemónico de quienes aún ven en ellos y en sus tierras, la oportunidad para satisfacer sus ambiciones personales.
El también secretario de Asuntos Indígenas del CEN de la Confederación Nacional Campesina (CNC), enfatizó que en el caso específico de México, existen marcadas diferencias entre los indígenas y los no indígenas, por ejemplo, la mortalidad infantil sigue siendo 70 veces superior entre la comunidad indígena, la desnutrición entre los niños indígenas es más del 80 por ciento, así mismo existe menor esperanza de vida.
Ante ello, en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), replantearemos y pugnaremos para que los programas sociales no sean solamente asistencialistas, pues estos programas de trasferencia no resuelven la pobreza, sólo la administran.
Por esta razón, saludamos con optimismo la Cruzada Nacional Contra el Hambre, motivada por el gobierno de Enrique Peña Nieto. La ruta es correcta, lo que hace falta es articular programas que alienten una salida productiva que genere ingresos a partir de su propio trabajo, como en el uso y disfrute de sus bosques, y aguas termales en proyectos eco turísticos, como ya ocurre en el Valle del Mezquital, que gracias a la capacidad de gestión del Gobierno estatal y federal, ya se cuenta con la infraestructura necesaria para detonar esta zona turística.
Es decir, tenemos que fomentar el empleo y no sólo quedarnos en la costumbre de estirar la mano para recibir dinero del gobierno como ha ocurrido siempre. Es hora de cerrar el círculo vicioso del paternalismo y la asistencia compasiva para enfrentar con más éxito el combate a la pobreza, porque “no se trata sólo de garantizar igualdad de oportunidades, para los pueblos indígenas, se trata de garantizar también igualdad de resultados”.
Esto sería el mejor homenaje para nuestros pueblos originarios, concluyó el diputado electo, de origen Hñahñu, Héctor Pedraza Olguín.