Obras de Diego Rivera, Rufino Tamayo, Remedios Varo, Daniel Lezama, Vicente Rojo, Manuel Álvarez Bravo y muchos otros artistas de renombre podrán ser apreciadas un mes más en El Cuartel del Arte de Pachuca, donde actualmente se exhibe la Colección del Museo de Arte Moderno: “Un siglo de crítica”, que fue inaugurada a finales de febrero y que cerrará el próximo 30 de junio.
Se trata de una colaboración entre el gobierno del estado, por medio del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, y el Museo de Arte Moderno (MAM), quienes invitan a apreciar “una mirada a la sociedad después de la Revolución”, a través de los ojos de varios artistas. Esta selección ya ha sido vista por casi 25 mil personas tanto de Hidalgo como de otros lugares del país.
Los horarios para visitar la galería son los siguientes: de martes a domingo, de las 10:00 a las 18:00 horas. Los lunes permanece cerrada.
El MAM resguarda uno de los mayores acervos de arte mexicano del siglo XX conformado por alrededor de 3 mil obras de arte entre pintura, escultura, fotografía, dibujo y grabado.
La colección tal y como hoy día se conoce no corresponde al acervo original del año de la inauguración. En 1974, la colección formada por Alvar Carrillo Gil deja de estar en custodia del MAM, para integrarse definitivamente y de manera independiente al acervo del Museo de Arte Carrillo Gil (hoy Museo de Arte Contemporáneo Carrillo Gil). De igual manera, en 1981, se cedieron al MUNAL obras del siglo XIX que representan un antecedente o transición a las vanguardias del siglo XX.
Depositario de uno de los acervos más importantes de arte mexicano del siglo XX relativo a pintura, escultura, fotografía, dibujo y grabado, el MAM busca consolidar aún más su colección mediante la revisión e investigación continua de la misma.
Daniel Garza Usabiaga, encargado de la curaduría, escribe al respecto:
“El arte moderno mexicano que surgió después de la Revolución de 1910 se distinguió por contar con un fuerte contenido social y político. El muralismo es el mejor ejemplo de esta tendencia que manifestó una serie de valores emanados de la lucha armada como el anticlericalismo, el nacionalismo o su consecuente antimperialismo. El programa del muralismo, también, reivindicó a las figuras del obrero, el campesino y el indígena como sujetos de cambio histórico así como mitificó como héroes a los líderes de la Revolución. No obstante, a la par del desarrollo del muralismo, varios artistas cuestionaron esta perspectiva heroica de la Revolución a través de imágenes que dejaban en claro que sus ideales estaban lejos de materializarse. Estas imágenes representan formas de violencia social; en ocasiones dirigidas a los mismos grupos glorificados en la pintura mural.”