— Trastorno que afecta las neuronas que producen dopamina, la cual envía señales que ayudan a coordinar los movimientos
El mal del Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso, afecta principalmente a los adultos mayores, según estimaciones aparece en dos de cada mil personas, siendo más frecuente en hombres que en mujeres.
En el marco del “Día Mundial del Parkinson”, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Hidalgo explico que los síntomas más comunes son: temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara, rigidez en los brazos, las piernas y el tronco así como lentitud en los movimientos y problemas de equilibrio y coordinación, y puede presentarse a partir de los 60 años de edad.
Especialistas del IMSS Hidalgo señalaron que conforme avanza la enfermedad, el paciente empieza a arrastrar los pies, a dar pasos cortos, pierde el equilibrio y se cae; parte o todo su cuerpo se mueve de un lado a otro, hasta perder el control total sobre él y termina postrado en cama.
También conforme avanza la enfermedad provoca dificultad para caminar o hacer labores simples, depresión, trastornos del sueño o dificultades para masticar, tragar o hablar y puede desarrollar problemas urinarios, estreñimiento, así como daño mental y depresión recurrente.
La Institución atiende en la entidad a 165 mil 822 derechohabientes mayores de 50 años de edad, de ellos, 90 mil 121 son mujeres y 75 mil 701 hombres, a quienes se les exhorta a estar alerta ante cualquier de estas manifestaciones.
Este trastorno afecta a las neuronas que producen dopamina, (sustancia que envía señales que ayudan a coordinar los movimientos).
El IMSS Hidalgo recomienda que ante los primeros síntomas, es importante acudir a la valoración médica para que una vez que el especialista realiza el diagnóstico definitivo se prescriban los fármacos que sustituyan la dopamina que las neuronas dejan de producir.
A pesar de que las causas del Mal del Parkinson son aún desconocidas, se han definido diversos factores de riesgo como los genéticos, ambientales y los asociados a personalidad, como estrés, nerviosismo o ansiedad.