— 37 años de prisión dictó el Juez Penal correspondiente
— Delito de Homicidio calificado agravado
— Fiscalía de Género y Control de Procesos de la PGJEH aportaron pruebas contundentes a Juez
Una pena de 37 años y seis meses fue impuesta por un Juez penal al feminicida Efrén Mejía Gutiérrez, luego de que matara a su madre con la ayuda de otra persona y un menor de edad el pasado 7 de marzo de 2012 en San Sebastián Capulines, Mineral del Chico, informó la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH).
Por instrucción del procurador Alejandro Straffon, a través de la dirección de Control de Procesos de la PGJEH, la dependencia aportó al Juez penal correspondiente suficientes elementos probatorios que proporcionó el Ministerio Público adscrito para condenar al hombre por el delito de homicidio calificado agravado.
Al permanecer en prisión preventiva, a Mejía Gutiérrez le resta por purgar una pena de 37 años, además de una multa de 25 mil 817.96 pesos y la reparación del daño a favor de los deudos por la cantidad de 134 mil 470.03, montos fijados también por el juzgador.
Bajo la causa penal 94/2012, quedó demostrado que el hombre, que en esa fecha tenía 51 años, privó de la vida a su madre de nombre Trinidad Gutiérrez Pérez, de 85 años de edad luego de arribar a su domicilio y gritarle “mamá, mamá abre la puerta”. Acto seguido, el homicida y sus acompañantes la golpearon con un leño, patearon, desnudaron e introdujeron a un costal para luego abandonar su cuerpo debajo de un árbol y taparlo con ramas.
Mejía Gutiérrez fue procesado por homicidio calificado agravado, ya que entonces aún no existía la figura penal del feminicidio en la entidad, no obstante, socialmente puede considerarse como un feminicidio, por cumplir con las características de éste, explicó la Fiscalía de Género de la PGJEH.
Al integrar la averiguación previa correspondiente y realizársele pruebas psicológicas y sociales, la Fiscalía concluyó que dicha privación de la vida dejó de manifiesto su misoginia, violencia, desprecio, discriminación y desvalorización en contra de su figura materna en particular y la femenina en general.
Durante la investigación, testigos aseguraron tener conocimiento de que el feminicida violentaba psicológicamente a su progenitora, al hacerla objeto de agresiones como aventarle las tortillas al piso, pedirle dinero prestado y no devolverlo hasta llegar al más alto grado de violencia contra una mujer, que fue planear y cometer el asesinato.
Durante el proceso, de acuerdo con los elementos de prueba reunidos por la PGJEH aportados al Juez penal correspondiente a través de los Ministerios Públicos Adscritos, quienes representan en el juicio a las víctimas, el sentenciado fue encontrado culpable por la autoridad judicial y acreedor a la pena que cumple.