Apenas confirmamos la incorporación de Julio Valera Piedras, a la delegación estatal de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (SEDATU) y las reacciones se desataron, desde los llamados morenistas fundadores, hasta comentaristas y activistas, que criticaron abiertamente la decisión de incorporar a un ex priista al gabinete de la 4T, pero nada dijeron cuando los apoyó a operar las pasadas campañas políticas de diputados y alcaldes y que permitieron a más de uno estar sentado en el Congreso local o los ayuntamientos.
Un indignado Ricardo Baptista, ex coordinador del Congreso del Estado, asentó que, se trataba de «una burla al pueblo de Hidalgo y era un acto contrario a los postulados de la llamada cuarta transformación» señaló el ex perredista quien recordó aquel episodio de la LXIV cuando la tribuna estuvo tomada más de 3 meses, por falta de un acuerdo para presidir la junta de gobierno.
¡Que terrible! ¡Cómo es posible dejar entrar a los pecadores al templo de la honestidad y democracia! ¡vaya pecado tan grande!
No se quejaron mucho cuando Valera Piedras y algunos más, sumaron sus fuerzas y operación incluso en la capital, para derrotar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y contribuir a tener a Morena como el partido hegemónico y en la primera fuerza electoral del estado.
El caso del ex dirigente estatal priista y fundador del Grupo Plural Independiente (GPI), por cierto, hoy afiliado a Morena, es el de muchos que militaron hasta en cuatro partidos distintos y hoy están en las filas del poder estatal bajo el cobijo del partido guinda que les abrió la puerta.
¿Qué no fue Gerardo Sosa el que tanto mancilló a la izquierda en Hidalgo durante años? ¿él que estuvo procesado por delincuencia organizada y otros «detallitos» y que aparece como figura principal en fotografías con líderes máximos, fundadores e iconos del partido que hoy le abre las puertas a Valera Piedras y otros tantos priistas más?
Se entiende que, por encima de muchos morenistas que han trabajado desde esa trinchera durante décadas, se elija a otro perfil y no a ellos, que les duela ver las fotos y credenciales de los nuevos morenistas, pero ¿que acaso no van a las elecciones con quienes fueron sus acérrimos enemigos, cómo el Partido Verde?
¿Qué no se juntan y hacen reuniones a nombre de la presidenta Claudia Sheinbaum, con familiares e integrantes del grupo del ex gobernador Miguel Osorio? ¿qué acaso priistas consumados como Juan Carlos Chávez González, excolaborador de la ex senadora Nuvia Mayorga, hoy integrados al gobierno estatal, se purificaron morenistas hace 14 años?
El espacio no da para mencionar y citar cada uno de los cientos de ejemplos que hay tanto en el gobierno estatal como en la dirigencia estatal morenista, ni tampoco de las acciones en las que participaron para bloquear la llegada de la izquierda al poder durante años, como bien ha reconocido el hoy delegado de la Secretaría de Gobernación, Luciano Cornejo, que abiertamente deja entrever como se «vendía» el Partido de la Revolución Democrática (PRD) al gobierno estatal para evitar que el bloque opositor le quitara el poder al PRI.
Es legítimo el enojo y la furia de quienes durante años han luchado contra el PRI, el PAN y desde hace unos años el PRD, pero hoy esa izquierda indignada y llena de furia, es parte del partido en el poder, que entendió que, para llegar habría que abrirle la puerta a muchos de los que han sido sus enemigos históricos y convidarles del pastel.
Nadie dijo, ni tampoco en las cláusulas establecieron que, para integrarlos habría que revisarles la cartera o la conciencia, al final cómo cito en ese entonces Mario Delgado, en su carácter de dirigente morenista cuando recibió con los brazos abiertos al ex gobernador Eruviel Ávila «sorprende para bien, son políticos de trayectoria, de peso», tal vez la pregunta sería ¿no le falto una «s» al final?
De mi tintero…Por cierto, ya que hablamos de morenistas y sus aliados, el fin de semana se les vio reunidos a la nueva clase política dominante con los hombres del poder económico en torno a la boda de Paola y Oscar, hijos del empresario Cesar de Lucio y el secretario de gobierno Guillermo Olivares Reyna, también entre los más de 300 invitados al salón Veravia, estuvieron expriistas, osoristas, ex funcionarios de la pasada administración conviviendo alegremente con integrantes de actual gabinete, senadoras y algunos legisladores más, nadie notó que se miraran mal, se reclamaran algo o mostraran indignación… La salida del aspirante a sommelier, Elías Fernández Chequer se había tardado, los constantes señalamientos de presuntos actos de corrupción al permitir ingresar unidades piratas en algunas rutas, «rescatar “del mismísimo corralón a otras que habían sido detenidas en «operativos simulados», «acuerdo$» con líderes de transportistas, fueron determinantes, habría que conocer sí habrá consecuencias de sus acciones o bien con su cese será suficiente…