- Mal de amores
Es muy lamentable enterarnos a través de los medios digitales, que el pasado 27 de marzo, fue el vigésimo séptimo aniversario luctuoso de Margarita Michelena, poeta nacida en nuestra ciudad capital de Hidalgo y ninguna autoridad cultural, organizó alguna actividad, para recordar la obra de esta gran mujer, que por su inteligencia y virtuosidad, llegara a ocupar un destacado lugar en la literatura mexicana.
Con la intención de ofrecer un sencillo, pero merecido homenaje, dedico este espacio, para recordar la extraordinaria trayectoria de Margarita Michelena, quien desde muy pequeña, aprendió a leer y a escribir, es a partir de ese momento, cuando las letras serían su mundo entero.
Con el uso adecuado de las palabras, pudo hacer lo que ella quisiera; desde redactar un guion radiofónico, un eslogan publicitario o un poema, sin embargo, el camino que siguió Margarita para consolidarse como la gran escritora y periodista que fue, tuvo que sortear dificultades, como la que enfrentó hacia su padre, quien no sólo consideraba un desperdicio de tiempo y dinero que su hija estudiara más allá de la secundaria, sino que se sintió agraviado cuando ella decidió usar el apellido materno en su carrera literaria, porque pensó que con el paterno: Chillón, no sería tomada en serio.
“Desde niña, Margarita tenía actitudes que daban noticia de su inteligencia. En aquella época tuvo un vecino al que le regalaron un tambor que tocaba mañana tarde y noche. Harta del ruido, la pequeña le dijo a su vecino: “qué bonito tambor ¿ya viste lo que tiene dentro?’ Y se acabó el problema del tambor”.
La obra poética de Margarita Michelena tuvo resonancia en los autores reconocidos de la época, como Octavio Paz quien expresó: “sus poemas son cristalizaciones transparentes, poemas bien plantados en la tierra, pero movidos por una misteriosa voluntad de vuelo». Víctor Sandoval la calificó como una “poeta genial de resonancia bíblica», mientras que para Griselda Álvarez, Michelena fue “la mejor y más culta escritora del siglo».
Cuando algunas críticas pretendían despectivamente encasillar la obra de Margarita Michelena como “poesía femenina”, ella afirmaba que su poesía era ontológica, dirigida al ser humano y hecha por un ser humano.
En una investigación documental, realizada hace varios años por quien escribe esta columna, afirmé que “Margarita veía con desdén a las mujeres que escribían –como ella decía- ‘versitos de amor’. Pues ella se describía como “una poeta del ser”. No olvidemos a la más importante mujer poeta que ha nacido en Hidalgo, nuestra querida Margarita Michelena.