A tres días de concluir el actual proceso electoral federal en Hidalgo, muy poco se puede decir de los candidatos y partidos políticos contendientes, pues nuevamente basaron sus campañas en retoricas simples, promesas que difícilmente se cumplirán, ataques constantes, declaraciones mediáticas y una guerra sin cuartel en las redes sociales, pero de propuestas poco por no decir nada hubo.
En el estado la población, poco se involucró en el proceso, sabían de las elecciones por los miles de spots que se transmitieron y en donde versaban las acusaciones, pero nunca hubo una propuesta que fuera capaz de animar discusiones o que ameritará comentarios simples ó profundos.
Los partidos y candidatos deben considerarse desde este momento los grandes perdedores, al fracasar nuevamente en su intento por despertar el ánimo social de participar el domingo en las urnas y salir a votar.
Y no será necesario esperar las cifras finales que arroje el Instituto Nacional Electoral, en el estado, para confirmar que no superarán el 40 por ciento de la votación de los casi 2 millones de electores, es decir los nuevos diputados federales, llegaran con apenas el ánimo de 2 de cada 10 posibles votantes.
Ese es el reflejo de la crisis en la que está la clase política en Hidalgo y en todo el país, la población no tiene un mínimo de credibilidad en ella y también se ha desalentado de la posibilidad de cambiar las cosas mediente el voto.
Así que la elección del domingo, si bien tendrá a candidatos punteros, que se alisten a recibir su constancia de mayoría el miércoles 10 de junio, la realidad es que todos han perdido nuevamente la oportunidad de ganar confianza y pernear en el ánimo social con propuestas serias.
Columna de Leonardo Herrera.
Twitter: @herreleo.