El triunfo de las candidaturas independientes en las pasadas elecciones ha generado análisis desde lo más moderadas hasta aquellos aventurados con muy poco sustento y campañas anticipadas de quienes creen que el efecto de Jaime Rodríguez “el bronco” podrían repetirse con relativa facilidad en varios estados, incluso el de Hidalgo.
Es un escenario que tampoco se puede descartar, pero hay varias circunstancias que favorecieron al “bronco” que en este momento no existe en el estado y que muchos no consideran en sus elucubraciones y actos proselitistas.
Para empezar se debe ser claro que una cosa es ser candidatos independientes y otra muy diferente ciudadanos, como hasta ahora lo han querido capitalizar grupos como el de Gerardo Sosa Castelán, quien arenga en comidas, reuniones y encuentros con sus llamadas redes ciudadanas, que llego el momento de acceder a todos los espacios de poder desde la trinchera social.
Ni Jaime Rodríguez ó Antonio Mota Rojas fueron candidatos que surgieron de la ciudadanía, el primero hoy gobernador electo de Nuevo León es un expriista a quien le negaron la candidatura y aprovecho la estructura creada a partir de su paso por el tricolor y presuntamente el apoyo de empresarios para ganar, mientras que el segundo que no logró el triunfo pero tuvo cifras favorables en el sexto distrito de Pachuca, logro esa votación por la presión a estudiantes y catedráticos, es decir con la estructura de la Universidad Autónoma del Estado.
Entonces ni tan independientes y lejos están de ser candidatos ciudadanos, peor todavía en el caso de Mota Rojas pues pertenece al clan Sosa Castelán y este a su vez hasta donde sabe aun es priista, pues no lo han querido expulsar y él tampoco ha hecho lo propio por irse, a pesar de apoyar a candidatos del PAN y operar a través de sus redes para construir su anhelada y negada candidatura al gobierno del estado.
Así que asegurar que las candidaturas ciudadanas se han consolidado es muy arriesgado, aunque dejar de reconocer que los aspirantes independientes son la mejor herencia de la actual reforma política es regatear de más a lo evidente y aquí la principal lectura es que la población comienza a mostrar un rechazo a los partidos políticos sumidos en hoy en el descrédito total.
Columna de Leonardo Herrera.
Twitter: @herreleo.