Los resultados preliminares hasta ahora de las elecciones confirmaron lo que se había analizado, que Morena en Hidalgo es un espejismo, sin estructura y liderazgo para competir e incapaz de mantenerse como primera fuerza electoral y que los triunfos hace dos años fueron producto de la inercia de la figura de Andrés Manuel López Obrador y no del crecimiento de personajes locales ni de las alianzas con grupos como el Universidad.
Morena no hizo nada en los últimos meses para crecer o consolidarse, por el contrario, profundizó las diferencias entre los llamados fundadores y los considerados oportunistas y ni siquiera pudo construir una dirigencia estatal que marcará agenda y actividades, mientras que sus diputados federales y locales, se sumieron en los escándalos y enfrentamientos, pelearon por migajas y los señalamientos de corrupción alcanzaron a varios de ellos, antes de que pudieran enarbolar la bandera de la honestidad de la 4T.
Quisieron anclarse en los logros de la administración federal, pero no les alcanzó pues tampoco se tiene mucho que presumir de lo que se prometió como un verdadero cambio, pues en el caso transparencia aquí estalló uno de los principales casos de conflicto de intereses cuando se descubrió en plena pandemia, que el IMSS había comprado ventiladores a sobreprecio a León Manuel Bartlett hijo del director de la CFE Manuel Bartlett Díaz.
La detención de Gerardo Sosa por operaciones con recursos de procedencia ilícita, también impactó las aspiraciones de los morenistas y salpicó a varios de sus colaboradores, que parecen encaminados a la derrota de confirmarse los resultados de Preliminares Hidalgo 2020 la plataforma habilitada por el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo.
El PRI en cambio, recurrió a la estrategia, la operación que le había dado resultados, capitalizó los desaciertos de gobiernos panistas, recurrió a la lealtad de hombres que a pesar de no alcanzar la titularidad de candidaturas como Benjamín Rico, sumaron, no se fueron y tampoco simularon apoyo, por el contrario reforzaron sus campañas de tierra, no fue verborrea, se convirtieron en activos y generaron dividendos y así contribuyeron a escalar nuevamente a la primera fuerza electoral.
El PAN es de los grandes perdedores, se quedó sin lo que fue su bastión durante muchos años, la capital y por si fuera poco fueron desplazados en Mineral de la Reforma, Agua Blanca, Metepec y hasta en Tulancingo donde cayeron en las preferencias, contrario a lo ocurrido con el PRD que se afianzó y podría convertirse en la segunda fuerza electoral.
La participación electoral es otro de los puntos a discutir, fue superior a lo que se esperaba en medio de la pandemia por el Covid-19 pero inferior a la que se había tenido en anteriores procesos electorales de ayuntamientos, los números podrían considerarse aceptables por el aplazamiento, temor y condiciones atípicas del proceso, quizá habrá que acostumbrarnos a decir que si casi el 50 por ciento acude a votar es una victoria en medio del desencanto que hay de la ciudadanía por las elecciones.
De mi tintero… Irresponsables fue el calificativo mínimo que se ganó el Instituto Nacional Electoral (INE) que en las últimas horas decidió dar la espalda al Instituto Electoral de Hidalgo (IEEH) y lavarse las manos al decir que su marca «PREP» no estaría en el proceso electoral municipal, lamentable su actuación que puso en riesgo la estabilidad de un proceso, por fortuna hubo habilidad en el cuartel de la consejera Guillermina Vázquez, para poner en marcha contra todo, una herramienta que hoy ofreció resultados preliminares de los cuales la mayoría parece estar de acuerdo.