- Mal de amores
” A mí, nadie me ningunea, soy yo quien los ningunea a ellos”; célebre frase que en su momento el periodista y escritor Ricardo Garibay, profirió cuando le cuestionaban el por qué no le daban el justo reconocimiento, los premios y la celebridad que merecía su producción literaria.
A 102 años del natalicio de este gran narrador originario de Tulancingo; para recordar a este importante personaje, autoridades de la cultura de la tierra que lo vio nacer; convocaron a un homenaje; tristemente solamente llegaron cuatro personas.
Aunque este autor hidalguense, nunca llegó a ocupar una predilección en la cultura de masas, su obra literaria trasciende temporalidades y contribuye a mejorar la cultura y la sociedad mexicana; por ello, es necesario seguir leyendo sus libros.
Como hidalguenses, nos debemos sentir orgullosos de contar con el gran legado de Garibay, porque además formo parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte (1994); autor de guiones cinematográficos cómo: El siete copas (1960) y El mil usos (1981), fue un escritor absolutamente entregado a la literatura, quien expresó: “No me arrodillo ante nadie, pero sí ante la literatura”.
El poeta y ensayista Armando González Torres dio un repaso a la influencia biográfica que Garibay reflejó en su obra literaria y agregó que su carácter fuerte era ya legendario, pero adquirió más relevancia con su desaparición.
Hay muchas razones para leer cualquiera de sus libros; allí encontraran su extraordinaria capacidad como narrador; y la riqueza, flexibilidad y elegancia de su lenguaje.