El Xantolo, la fiesta más grande de la huasteca hidalguense ha comenzado, el aroma a copal, los altares y caminos de cempaxúchitl le dan vida a las comunidades serranas y de la huasteca.
El zapateado y los sones se dejan oír en cada rincón, por las calles desfilan cuadrillas de hombres disfrazados de mujer y jóvenes con atuendos de viejito, todos burlando a la muerte.
Según la tradición, los disfrazados cubren sus rostros con máscaras de trapo o madera, con el fin de que la muerte no los reconozca y se los lleve. Al son del violín, la guitarra huapanguera y la jarana huasteca las cuadrillas y comparsas se apoderan de las calles con su algarabía, pero guardando el respeto que merece la fiesta más grande de la huasteca.
El Xantolo honra a los muertos con la fiesta más viva, es considerada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, inicia el 31 de octubre con las ofrendas para los niños y angelitos, aquellos pequeños que han muerto sin pecado.
Las fiestas realizadas en la Huasteca hidalguense ponen en escena las diversas artes por medio de las cuales se transmite a las nuevas generaciones la cosmovisión. A través de la música, la danza y la pintura se consolida la identidad y la cohesión étnica que incide en la vida de forma cotidiana en forma de ayuda recíproca.
Como parte de las celebraciones del Xantolo, se ofrendan la cosecha del maíz y otros frutos porque creen que la esencia de las almas está presente y por ello el olor de las frutas, la música y la luz de las velas, recuerdan los momentos vividos en la tierra.
Desde el 30 de octubre las familias de la huasteca y la sierra paran actividades y empiezan a preparar el montaje de los majestuosos altares, conocido también como el “día de las flores”, cada familia coloca en sus casas un mantel bordado con llamativos colores y un arco con cañas de azúcar, que muestra que la fiesta ha iniciado.
Las ánimas de ese día son los niños, son llamadas con rezos, copal y cohetes, ese día dan inicio las danzas y comparsas para indicar que son bien recibidos.
El 31 de octubre, es el día dedicado a los niños o angelitos por ello se barre la casa y el patio para colocarles un camino de pétalos de flores de cempasúchil que los guía al arco de caña para que no pierdan su camino.
Y el 2 de noviembre, con el ritual de ofrenda y encendido de dos mil veintitrés velas en honor al Ánima Sola para abrirle camino a aquellas almas que no cuentan con una familia que les ofrende, terminan oficialmente las celebraciones del Xantolo.







