Cada vez que veo una telenovela, recuerdo cuando de niña soñaba con tener un galán de ésos cuando creciera. ¿Cómo culparme? La industria telenovelera ha sido determinante en las aspiraciones emocionales de nuestra sociedad. “Como narrativa cultural, la telenovela se vuelve punto de convergencia de pasiones y aspiraciones, lágrimas y risas, demandas y gratificaciones, desencantos y alianzas, emociones varias que bordan un espacio imaginario que algunos conceptualizan como “comunidades imaginarias”, se lee en una cita de Guillermo Orozco Gómez, investigador de la Universidad de Guadalajara en el ensayo “La telenovela en México: ¿de una expresión cultural a un simple producto para la mercadotecnia?”.
La industria telenovelera también ha difundido la idea que ‘por amor’ las mujeres debemos soportarlo todo. La doctora Coral Herrera Gómez, reconocida investigadora en temas de Género, expone que el amor romántico es la herramienta más potente para controlar y someter a las mujeres, especialmente en los países en donde son ciudadanas de pleno derecho y donde no son, legalmente, propiedad de nadie.
“Son muchos los que saben que combinar el cariño con el maltrato hacia una mujer sirve para destrozar su autoestima y provocar su dependencia, por lo tanto utilizan el binomio maltrato-buen trato para enamorarlas perdidamente y así poder domarlas” afirma en uno de los ensayos más brillantes que he leído sobre este tema.
En este documento, la experta también expone que ‘por amor’ las mujeres nos aferramos a situaciones de maltrato, abuso y explotación. Somos capaces de humillarnos ‘por amor’, y a la vez de presumir de nuestra intensa capacidad de amar. ‘Por amor’ nos sacrificamos, nos dejamos anular, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestras redes sociales y afectivas.
Esta forma de amar, aprendida por la industria musical y de telenovelas, entre otras, nos hace creer que la dependencia, la necesidad, el miedo a la soledad, el masoquismo es amor. En el estudio «Del mito del amor romántico a la violencia contra las mujeres en pareja», coordinado por la investigadora Esperanza Bosch Fiol, de la Universidad de las Islas Baleares, se indica que el modelo de amor romántico es uno de los factores que contribuye a favorecer y mantener la violencia de género en la pareja.
Es cierto que muchos hombres saben establecer relaciones amorosas no violentas, y también sabemos que la relación de pareja nunca será fácil, pues conjunta en un solo mundo, dos cosmovisiones. Pero también es cierto que miles de mujeres se enrolan en relaciones con hombres violentos. ¿Qué podemos hacer para detectar si lo que vivo es violencia, y no amor? He aquí algunas de las señales de alerta que pueden hacerle ver a usted si vive una relación de pareja donde existe violencia de género.
Si su pareja: ignora sus sentimientos con frecuencia; ridiculiza o insulta a las mujeres como grupo; utiliza su visto bueno, aprecio o afecto como premio o castigo; le humilla en privado o en público (críticas, insultos, gritos); rechaza mantener relaciones sociales en su compañía; le controla el dinero y toma las decisiones; no le ‘permite’ trabajar; le aísla de tus familiares y amistades o, con frecuencia amenaza con abandonarle o con hacerle daño a usted y a su familia… no hay duda, usted es violentada por su pareja.
El 25 de este mes se conmemorará el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres. La violencia en la pareja es un fenómeno que debemos distinguir desde sus primeros síntomas, pues muchas mujeres son maltratadas frecuentemente por el individuo que debería amarlas. Paradójico, pero así es.
Lo preocupante de este tema es que atañe a mujeres de todos los grupos sociales, grados académicos y actividades laborales quienes, ansiosas de encontrar una pareja, “un amor de telenovela”, establecemos relaciones violentas, a las que nos empeñamos en salvaguardar pues se caracterizan por ser un “sube y baja”, una montaña rusa emocional donde siempre se espera volver a la “luna de miel”.
¿Qué hacer? Tal vez mucho, tal vez muy poco. Pero, si usted detecta que su relación le produce más intranquilidad que paz, puede encender mentalmente una luz preventiva. Pregúntese si esa relación que se empeña en mantener, se acerca a lo que usted soñaba como “un amor de telenovela” o si ya se acerca más a una relación tipo talk-show “Laura en América”.