- Mal de amores
La escritora británica Olivia Rueda, después de un ictus cerebral escribió: “No saben lo que me duele escribir esto”.
De manera similar, a los tres días de sufrir un infarto cerebral, quien es autora de esta columna, escribió el poemario “Destierro”, esto implicó también un esfuerzo doloroso, pues me percaté que ya no podía usar ambas manos en el teclado, también fue muy difícil sentarme en una silla tipo secretarial, por el daño cerebral que afectó la movilidad de mi costado izquierdo, asimismo la sensibilidad física de todo mi cuerpo estaba muy alterada y tenía la sensación que al escribir lo estaba haciendo en pleno terremoto.
Este texto que representa un gran logro para mi rehabilitación será presentado en la Fundación Arturo Herrera Cabañas, ubicada en el centro de la ciudad de Pachuca el próximo lunes 8 de diciembre a las 18:00 hrs.
Una de las ideas que tuve posterior al evento vascular cerebral (EVC), fue escribir como poema, lo que me había ocurrido, a sugerencia también de mi amigo el poeta Cohutec Vargas, es así como surgió el poema que a continuación les comparto:
Carta
Para Cohutec Vargas Genis
Y no me muero, Jesús, y no se muere una,
hace sólo el ridículo con su pequeña muerte
Enriqueta Ochoa
Hace tres meses, Cohutec,
que el cerebro se quebró acá dentro
no sonó como un vidrio, un vaso o un parabrisas
era como un quejido desahuciado
seguido de un, no otra vez,
no, por favor
no soples la extenue flama
He hurgado en el calendario
En la búsqueda de alargar el tiempo
Pero no alcanza esta vida
Para reconstruir sola este infierno
correr y detener las palabras que llegaron a tus oídos
correr y detener las palabras que llegaron a tus ojos
soportar tu corazón de hierro
restaurarme
Tengo miedo de morir
o vivir sin respuesta
es lo mismo,
mirarme por la vida, así
de ridícula con este cerebro roto
Esta mano sangrante
recuerda cada minuto en que te has ido
estos vidrios rotos
no, nunca dejan de clavarse
A mí y a Enriqueta
se nos rompió algo dentro
y mi sangre se escapa lentamente por esta mano
donde sostengo el cascajo que soy ahora
así, así
vaciándome viva
Aún escucho nuestras risas
la tarde azul cuando quisimos volar una cometa
el agua y el viento como aliados
nuestra felicidad como torbellino
Supongo que has olvidado esos días
y que no eres un amigo
ni un amor
sino un órgano aquí dentro
donde algo vital se rompió
hace tres meses

