Ambientalistas de 4 estados del país crean el Frente de Comunidades contra la Incineración en Atotonilco e Tula, con lo cual exigen que las cementaras asentadas en esta región detengan la quema de llantas y coque.
Ante las afectaciones ambientales, a la salud y sociales que están generando la industria de la cementera, en Atotonilco de Tula se reunieron comunidades de los estados de Puebla, San Luis Potosí, Hidalgo y el Estado de México para crear el Frente de Comunidades contra la Incineración, ya que muchas de las comunidades tienen impactos muy drásticos en su forma de vida, informó el presidente en México de la organización Alianza Global por Alternativas a la Incineración (GAIA), Jorge Tadeo.
Durante este encuentro se llegó a la conclusión de que la industria del cemento es especulativa, “vivimos una crisis económica que no corresponde a la enorme sobreproducción de cemento que tenemos en el país actualmente, ya que la mayoría de su producción tiene como destino final la construcción de mega-proyectos contaminantes como son las hidroeléctricas” concluyeron los ponentes de este encuentro.
Explicaron que las regulaciones hacia esta industria son las más tibias y permisivas de toda la industria extractiva en el país, pues los impactos en las comunidades van en aumento y se presentan desde la extracción, la producción y daños indirectos a las zonas afectadas.
Ante esta situación las comunidades presentes en esta reunión decidieron presentarse como un frente de resistencia común, no solo contra la industria cementera, sino también contra la incineración que es el daño más caro y visible ocasionado por esta industria.
Reunidos en la región de Tula, una de las zonas más contaminadas del mundo, en donde tienen presencia tres de las más grandes empresas cementeras a nivel mundial se conformó el Frente de Comunidades contra la Incineración, mismo que presenta las siguientes demandas:
- • Ante la situación que se vive en el país, por los impactos de la industria cementera. Pedimos NO MAS PLANTAS CEMENTERAS. No son necesarias. No pueden ser el motor de un desarrollo sustentable en el país y sus impactos en la salud ambiental y humana son mayores que sus beneficios.
- • Que las REGULACIONES PARA ESTA INDUSTRIA se basen en un estricto conocimiento de sus impactos negativos en las comunidades donde están instaladas,
- • LA NO INCINERACIÓN DE RESIDUOS en las plantas cementeras. Dejar fuera el argumento de empresas de cero emisiones y comprometidas contra el cambio climático que les permite cambiar a otro tipo de emisiones que en lo local resultan ser más dañinos a corto plazo; y a largo se convertirán en un nuevo problema global. Si no existe una energía limpia para la producción del cemento, este no debe de ser producido.
Cómo parte de los trabajos del encuentro se realizó un recorrido por las principales plantas de la región Tula – Tepeji, recorrido en el que los activistas y defensores de las comunidades agrupadas tomaron muestras de la contaminación que generan las plantas productoras de cemento, como es el polvo que se genera durante el proceso de fabricación, destrucción de cerros de donde se extrae las calizas, y lo más grave es la quema de llantas las cuales se calcula que sea un promedio de 20 mil unidades al mes por cada planta así como Coque el cual por Ley está prohibido.
En esta reunión se reiteró el hecho de que no se está en contra de la industria cementera, sino en la forma de trabajar de las empresas, pues lo único que hacen son procesos de fabricación con la basura tóxica que genera enfermedades a la población.
Al finalizar con este encuentro de compartir experiencias, se reconoció que esta industria forma parte de este modelo extractivo que está envenenando comunidades enteras en todo el país.