Se llevó a cabo el segundo Encuentro de Pueblos y Culturas Indígenas de la Sierra Alta del Estado de Hidalgo, que se realizó en Lolotla, y donde participaron los municipios de Tepehuacán, Calnali, Tlanchinol, Eloxochitlán y Molango.
Durante estas actividades, el director del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, José Vergara Vergara, ofreció una charla sobre el libro “Conventos del estado de Hidalgo, Convento de Santa María Molango”, en el auditorio municipal, donde se congregó una cantidad importante de personas.
Con motivo de la conmemoración del día internacional de los pueblos indígenas declarado por la UNESCO el 9 de agosto, la presidencia municipal –encabezada por Sabulón Melo Vargas–, en coordinación con el Centro Estatal de Culturas y Lenguas Indígenas, realiza este segundo encuentro. En este lugar se desarrollaron actividades culturales características de estos grupos, como presentaciones de libros, conferencias, expo-venta artesanal, de pintura y escultura, muestra gastronómica, festival del canto y la palabra (danza, poesía y música).
Este encuentro busca descubrir y valorar el patrimonio cultural e histórico de los pueblos y culturas indígenas, donde hombres y mujeres de distintos lugares tengan oportunidad de reunirse, para convivir e intercambiar experiencias, fortaleciendo el sentido de pertenencia y autovaloración partiendo del reconocimiento y valoración de su propia cultura y apreciar otras.
José Vergara habló del templo y convento de Santa María, en Molango de Escamilla, ubicado a 217 kilómetros al norte de Pachuca sobre la carretera México-Tampico, en medio de la Sierra Alta, rodeado de paisajes de llamativo verdor y neblina.
Santa María Molango fue priorato y administraba 19 pueblos y 38 visitas. Fue hasta el año de 1751 cuando se secularizó.
El conjunto se construye sobre un terreno alto y nivelado. Su ático presenta modificaciones, una barda alineada lo rodea y permite el acceso por dos vanos, siendo muy elegante la del lado poniente que se combina con una escalera que se abre a manera de abanico.
La decoración de la fachada está alrededor del vano de ceso. El arco se decora con hojas, flores y perlas isabelinas. El intradós (que es la superficie interior de un arco o una bóveda o también la cara de la dovela que forma dicha superficie interior) del arco y las caras interiores de las jambas tienen relieves de ángeles; es un trabajo muy plano que denota la utilización de mano de obra indígena.
Sobre la puerta se conserva un rosetón que permite la iluminación del coro. Esta portada resume todas las influencias recibidas de Europa: románticas, góticas, renacentistas, las que, aunadas al sello particular indígena, le dan a nuestro arte una firma propia.