La tensión y la ansiedad son mecanismos psicofisiológicos normales que se activan para que el cuerpo y mente estén alertas y así poder cumplir con las actividades cotidianas; se puede afirmar incluso que las necesitamos para reaccionar, pero en exceso dañan la salud y afectan la productividad.
La doctora Maribel Caballero Amado, de la Coordinación de Salud en el Trabajo, explicó que el estrés es un término controversial, pero de manera sencilla define un estado de alteración que resulta del desequilibrio entre las demandas del ambiente, ya sean reales o subjetivas, y los recursos con los que cuenta para enfrentarlas.
“La tensión, la ansiedad y el estrés no es exclusiva de altos ejecutivos y la gente de negocios con grandes responsabilidades, todos, desde niños hasta ancianos, en algún momento lidian con situaciones que pueden alterarlos física y emocionalmente. Es muy común convertirla en una condición que forma parte de la vida cotidiana”.
Advirtió que repercute en la salud de quienes la padecen y de quienes lo rodean, por lo tanto, algunos padecimientos físicos tienen un importante factor emocional que dificulta el propio proceso de curación.
De tal manera que enfrentarse a exámenes escolares, entrevistas de trabajo, crisis económicas, conflictos laborales e interpersonales, pueden causar síntomas, como: pulso acelerado, respiración rápida, irregular y superficial; músculos contraídos, tensión en los hombros, el cuello y la espalda, etc.
Así como desasosiego, transpiración y calor, necesidad frecuente de orinar, falta de coordinación, boca seca, excesiva sed, fatiga o falta de energía, dolores de cabeza, sensación de malestar o pesadez, trastornos estomacales o falta de apetito, sueño irregular o incluso erupciones en la piel e irregularidades en la presión arterial.
Además, generalmente, van acompañados por emociones negativas, tales como autoreprobación, exageración, angustia estéril, aflicción, irritabilidad, temor, aversión o disgusto, timidez, depresión, apatía, desesperanza, culpabilidad y frustración.
Ante el riesgo que significan estos estados para la salud física, emocional y psicológica, lo más recomendable en momentos de crisis es realizar una respiración diafragmática profunda en repetidas ocasiones, como medida de autorelajación, si la situación persiste se exhorta a consultar al médico familiar y evitar la automedicación de productos de libre venta o el consumo de remedios caseros.